Salmos



Salmos 28

Salmo de David


A ti clamaré, oh Jehovah; Roca mía, no te hagas sordo para conmigo. No suceda que por quedarte en silencio ante mí, yo llegue a ser semejante a los que descienden a la fosa.


Escucha la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu lugar santísimo.


No me arrastres junto con los impíos, con los que hacen iniquidad, los cuales hablan de paz a su prójimo, pero la maldad está en su corazón.


Dales conforme a sus hechos y conforme a la maldad de sus actos. Dales conforme a la obra de sus manos. ¡Dales su recompensa!


Porque no atendieron a los hechos de Jehovah, ni a la obra de sus manos, él los derribará y no los volverá a edificar.


Bendito sea Jehovah, que oyó la voz de mis ruegos.

Tweet thisPost on Facebook

Jehovah es mi fuerza y mi escudo; en él esperó mi corazón. Fui ayudado, y se gozó mi corazón; con mi canción le alabaré.


Jehovah es la fuerza de su pueblo, la fortaleza de salvación para su ungido.

Tweet thisPost on Facebook

Salva a tu pueblo y bendice a tu heredad; pastoréalos y enaltécelos para siempre.

Tweet thisPost on Facebook






This goes to iframe