Salmos



Salmos 51

Al músico principal. Salmo de David, cuando el profeta Natán fue a él, después que David tuvo relaciones con Betsabé


Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia. Por tu abundante compasión, borra mis rebeliones.


Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.


Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.


Contra ti, contra ti solo he pecado y he hecho lo malo ante tus ojos. Seas tú reconocido justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio.


He aquí, en maldad he nacido, y en pecado me concibió mi madre.


He aquí, tú quieres la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

Tweet thisPost on Facebook

Quita mi pecado con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.

Tweet thisPost on Facebook

Hazme oír gozo y alegría, y se regocijarán estos huesos que has quebrantado.

Tweet thisPost on Facebook

Esconde tu rostro de mis pecados y borra todas mis maldades.

Tweet thisPost on Facebook

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro y renueva un espíritu firme dentro de mí.


No me eches de tu presencia, ni quites de mí tu Santo Espíritu.


Devuélveme el gozo de tu salvación, y un espíritu generoso me sustente.


Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti.

Tweet thisPost on Facebook

Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación, y con regocijo cantará mi lengua tu justicia.

Tweet thisPost on Facebook

Señor, abre mis labios, y proclamará mi boca tu alabanza.

Tweet thisPost on Facebook

Porque no quieres sacrificio; y si doy holocausto, no lo aceptas.

Tweet thisPost on Facebook

Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado. Al corazón contrito y humillado no desprecias tú, oh Dios.


Haz bien a Sion, con tu benevolencia; edifica los muros de Jerusalén.


Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada. Entonces se ofrecerán becerros sobre tu altar.







This goes to iframe