Salmos



Salmos 69

Al músico principal. Sobre Sosanim. Salmo de David


¡Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta mi alma!

Tweet thisPost on Facebook

Estoy hundido en el lodo profundo, donde no hay suelo firme. He llegado a las profundidades de las aguas, y la corriente me ha arrastrado.


Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido. Mis ojos han desfallecido esperando a mi Dios.


Los que me aborrecen sin causa se han aumentado; son más que los cabellos de mi cabeza. Se han fortalecido mis enemigos que me destruyen sin razón. ¡He tenido que devolver lo que no había robado!


Oh Dios, tú conoces mi insensatez; mis pecados no te son ocultos.

Tweet thisPost on Facebook

No sean avergonzados por mi culpa los que esperan en ti, oh Señor Jehovah de los Ejércitos. No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.

Tweet thisPost on Facebook

Por tu causa he sufrido afrenta; confusión ha cubierto mi cara.

Tweet thisPost on Facebook

He venido a ser extraño a mis hermanos, y extranjero para los hijos de mi madre.


Pues el celo por tu casa me ha consumido, y las afrentas de los que te afrentan han caído sobre mí.


Me afligí a mí mismo con ayuno; también esto me ha servido de afrenta.

Tweet thisPost on Facebook

Además, me puse cilicio como vestido y llegué a servirles de refrán.


Hablaban contra mí los que se sentaban en el tribunal, y los borrachos cantaban canciones contra mí.


Sin embargo, oh Jehovah, yo dirigía a ti mi oración en el tiempo de tu buena voluntad. Oh Dios, respóndeme por tu gran bondad, por la verdad de tu salvación.


Sácame del lodo; no sea yo sumergido. Sea yo librado de los que me aborrecen, y de las profundidades de las aguas.

Tweet thisPost on Facebook

No me arrastre la corriente de las aguas; no me trague el abismo, ni la fosa cierre su boca sobre mí.

Tweet thisPost on Facebook

Escúchame, oh Jehovah, porque buena es tu misericordia. Mírame conforme a tu inmensa compasión.


No escondas tu rostro de tu siervo, porque estoy angustiado; apresúrate a escucharme.

Tweet thisPost on Facebook

Acércate a mi alma y redímela; líbrame a causa de mis enemigos.


Tú conoces mi afrenta, mi confusión y mi oprobio. Delante de ti están todos mis enemigos.


La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé que alguien se compadeciera de mí, y no hubo quién. Busqué consoladores y no hallé ninguno.


Además, me dieron hiel en lugar de alimento, y para mi sed me dieron de beber vinagre.


Séales una trampa la mesa que tienen delante; lo que es para bien, séales tropiezo.


Oscurézcanse sus ojos para no ver, y haz que siempre tambaleen sus lomos.


Derrama tu ira sobre ellos, y el furor de tu enojo los alcance.

Tweet thisPost on Facebook

Quede desolada su casa, y en sus tiendas no haya morador.


Porque persiguieron a quien tú heriste, y comentan el dolor de los que tú llagaste.


Añade maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia.


Sean borrados del libro de los vivientes, y no sean contados con los justos.


Yo estoy afligido y dolorido. Tu liberación, oh Dios, me ponga en alto.

Tweet thisPost on Facebook

Alabaré con cánticos el nombre de Dios; lo exaltaré con acciones de gracias.

Tweet thisPost on Facebook

Esto agradará a Jehovah más que sacrificios de toros o de novillos que echan cuernos y pezuñas.

Tweet thisPost on Facebook

Lo ven los humildes y se alegran. Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón.


Porque Jehovah escucha a los necesitados; y no menosprecia a sus prisioneros.

Tweet thisPost on Facebook

Alábenle los cielos y la tierra, los mares y todo lo que se mueve en ellos.

Tweet thisPost on Facebook

Porque Dios salvará a Sion y reedificará las ciudades de Judá. Habitarán allí y la poseerán.


Los descendientes de sus siervos la heredarán, y los que aman su nombre habitarán en ella.

Tweet thisPost on Facebook






This goes to iframe