Romanos



Romanos 16


Os recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia que está en Cencrea,


para que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa que sea necesaria; porque ella ha ayudado a muchos, incluso a mí mismo.


Saludad a Priscila y a Aquilas, mis colaboradores en Cristo Jesús,


que expusieron sus cuellos por mi vida, y a quienes estoy agradecido, no sólo yo, sino también todas las iglesias de los gentiles.


Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es uno de los primeros frutos de Acaya en Cristo.


Saludad a María, quien ha trabajado arduamente entre vosotros.


Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisiones, quienes son muy estimados por los apóstoles y también fueron antes de mí en Cristo.


Saludad a Amplias, amado mío en el Señor.

Tweet thisPost on Facebook

Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo y a Estaquis, amado mío.

Tweet thisPost on Facebook

Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo.

Tweet thisPost on Facebook

Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, los cuales están en el Señor.


Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales han trabajado arduamente en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, quien ha trabajado mucho en el Señor.

Tweet thisPost on Facebook

Saludad a Rufo, el escogido en el Señor; y a su madre, que también es mía.


Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermas, a Patrobas, a Hermes y a los hermanos que están con ellos.

Tweet thisPost on Facebook

Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a la hermana de él, a Olimpas y a todos los santos que están con ellos.

Tweet thisPost on Facebook

Saludaos unos a otros con un beso santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.


Pero os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.


Porque tales personas no sirven a Cristo nuestro Señor, sino a sus propios estómagos, y con suaves palabras y lisonjas engañan a los corazones de los ingenuos.


Porque vuestra obediencia ha llegado a ser conocida de todos, de modo que me gozo a causa de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien e inocentes para el mal.


Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás debajo de vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesús sea con vosotros.

Tweet thisPost on Facebook

Os saludan Timoteo mi colaborador, y Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes.


Yo Tercio, que he escrito la epístola, os saludo en el Señor.

Tweet thisPost on Facebook

Os saluda Gayo, hospedador mío y de toda la iglesia. Os saludan Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto.


La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

Tweet thisPost on Facebook

Y al que puede haceros firmes--según mi evangelio y la predicación de Jesucristo; y según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos,


pero que ha sido manifestado ahora; y que por medio de las Escrituras proféticas y según el mandamiento del Dios eterno se ha dado a conocer a todas las naciones para la obediencia de la fe--,


al único sabio Dios, sea la gloria mediante Jesucristo, para siempre. Amén.

Tweet thisPost on Facebook






This goes to iframe