1 Pedro
1 Pedro 2
Habiendo pues dejado toda maldad, todo engaño, hipocresía, envidia y toda maledicencia,
desead como niños recién nacidos la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación;
puesto que habéis probado que el Señor es bondadoso.
Acercándoos a él, la Piedra Viva--que fue ciertamente rechazada por los hombres, pero delante de Dios es elegida y preciosa--,
también vosotros sed edificados como piedras vivas en casa espiritual para ser un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por medio de Jesucristo.
Por esto contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la Piedra del ángulo, escogida y preciosa. Y el que cree en él jamás será avergonzado.