Job



Job 19


Y RESPONDIO Job, y dijo:

Tweet thisPost on Facebook

¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, Y me moleréis con palabras?


Ya me habéis vituperado diez veces: ¿No os avergonzáis de descomediros delante de mí?


Sea así que realmente haya yo errado, Conmigo se quedará mi yerro.


Mas si vosotros os engrandeciereis contra mí, Y adujereis contra mí mi oprobio,


Sabed ahora que Dios me ha trastornado, Y traído en derredor su red sobre mí.


He aquí yo clamaré agravio, y no seré oído: Daré voces, y no habrá juicio.

Tweet thisPost on Facebook

Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; Y sobre mis veredas puso tinieblas.


Hame despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza.

Tweet thisPost on Facebook

Arruinóme por todos lados, y perezco; Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.


E hizo inflamar contra mí su furor, Y contóme para sí entre sus enemigos.


Vinieron sus ejércitos á una, y trillaron sobre mí su camino, Y asentaron campo en derredor de mi tienda.


Hizo alejar de mí mis hermanos, Y positivamente se extrañaron de mí mis conocidos.


Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí.

Tweet thisPost on Facebook

Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; Forastero fuí yo en sus ojos.

Tweet thisPost on Facebook

Llamé á mi siervo, y no respondió; De mi propia boca le suplicaba.

Tweet thisPost on Facebook

Mi aliento vino á ser extraño á mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.

Tweet thisPost on Facebook

Aun los muchachos me menospreciaron: En levantándome, hablaban contra mí.

Tweet thisPost on Facebook

Todos mis confidentes me aborrecieron; Y los que yo amaba, se tornaron contra mí.

Tweet thisPost on Facebook

Mi cuero y mi carne se pegaron á mis huesos; Y he escapado con la piel de mis dientes.


Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; Porque la mano de Dios me ha tocado.

Tweet thisPost on Facebook

¿Por qué me perseguís como Dios, Y no os hartáis de mis carnes?

Tweet thisPost on Facebook

¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribieran en un libro!

Tweet thisPost on Facebook

¡Que con cincel de hierro y con plomo Fuesen en piedra esculpidas para siempre!

Tweet thisPost on Facebook

Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo:


Y después de deshecha esta mi piel, Aun he de ver en mi carne á Dios;


Al cual yo tengo de ver por mí, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mis riñones se consuman dentro de mí.

Tweet thisPost on Facebook

Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del negocio en mí se halla.

Tweet thisPost on Facebook

Temed vosotros delante de la espada; Porque sobreviene el furor de la espada á causa de las injusticias, Para que sepáis que hay un juicio.

Tweet thisPost on Facebook






This goes to iframe